miércoles, 25 de agosto de 2010

! Tengo Trabajo!

¿Alguna vez han tenido la oportunidad de ver el rostro de una persona cuando consigue trabajo? Bueno, yo he tenido la oportunidad de ver algunos de esos rostros y puedo decirles que es un rostro totalmente iluminado de una mezcla de alegría, satisfacción y triunfo; No solo por el aspecto económico o por el hecho de ser económicamente productivo y solvente, sino mas bien por saberse y sentirse útil dentro de la sociedad donde vive, es sentir que finalmente a través del trabajo podremos eventualmente contribuir con la sociedad, con el país, y porque no con la humanidad.


Hay una sensación de triunfo de saber que a pesar de las adversidades somos y fuimos supervivientes y que ahora con trabajo arduo, y honesto estamos en el camino de realizar nuestros más anhelados sueños. Algunos tienen otro sentir con respecto al trabajo, sobre todo aquellos que les cuesta un poco mas entender que si queremos algo en la vida hay que TRABAJAR para lograr la consecución de esa meta, de ese proyecto, de ese sueño. Pero creo que para que el mundo sea mundo tiene que haber de todo, personas altamente trabajadoras y productivas y personas mediocres y vagas, en fin como dice el refrán: “Hay de todo en la viña del Señor”.

Incluso llegan a tal extremo aquellos que se profesan no muy amantes del trabajo se vuelven muy filosóficos y hasta exegetas de las escrituras para justificar su vagancia y su poco apego al trabajo. Normalmente se van al episodio bíblico que establece que Dios creó el trabajo como castigo. Lo que convenientemente dejan fuera es la parte donde en el libro de los proverbios dice: “El trabajo dignifica al hombre” o cuando en el mismo relato del Génesis el Señor dice: “Con el sudor de tu frente te ganaras el pan” o cuando el mismo San Pablo establece en una de sus epístolas: “El que no trabaje que no coma”; Parece que esas partes de la Sagrada Escritura son algo difíciles de encontrar.

Pero para aquellos que vemos el trabajo como un medio de santificación y una plataforma de proveer el sustento de nuestras familias y una plataforma de realizarnos como personas, como profesionales, como seres humanos; Damos gracias a Dios por tener la posibilidad de levantarnos al alba todos los días y salir con alegría a realizar nuestras labores, viviendo en nosotros mismos la máxima de San Juan Bosco siendo: “Buenos Cristianos y Honrados Ciudadanos”

Después de un largo tiempo sin un empleo hoy, puedo dar gracias a Dios que me puedo contar entre esos rostros iluminados, felices, con satisfacción y con alto sentido de triunfo y orgullo de sentirme útil, productivo para mi sociedad y hago acopio de una frase de uno de los Santos más recientes en la familia Salesiana, Ceferino namumcura cuando decía: “Quiero ser útil a mi pueblo”. Que feliz me siento de poder decir que así me siento.

Pido a Dios que ilumine mi sendero, que me haga perseverante, que fortalezca mis manos y sobre todo que siempre me permita tener un corazón generoso para ayudar a otros, también mis hermanos, menos afortunados que yo. Pido a Dios por nosotros los que laboramos nos permita conservar nuestro empleo y les permita conseguir un empleo honesto para aquellos que aun no lo tienen.

Sumergido en muchas obligaciones y con mucho trabajo esperando que a través del mismo pueda convertirse para mí en medio de santificación, sigo transitando en este largo e interesante camino de la vida.



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