martes, 9 de abril de 2019

                                                           

                                           
Los Buenos tiempos




Todo tiempo pasado fue mejor” así, dice descaradamente el conocido refrán, y es que todos en algún momento de nuestra existencia nos hemos quedado en una especie de limbo catatónico nostálgico, y lo digo porque soy el primero en padecer ocasionalmente este estado melancólico, y es justamente eso lo que me provoca escribir estas cuantas líneas . Hace unos días reflexionaba sobre eso, ¿Por qué nos sucede esto?  ¿Por qué solemos hacer estos viajes al pasado con una añoranza eterna anhelando volver a esa parte de nuestras vidas que hoy forma parte de nuestro pasado?

Como es usual no pretendo tener la respuesta definitiva de nada, a lo que más aspiro es a dar mi opinión y quizás compartir un poco de la propia experiencia en este tema.  Nuestras vidas transcurren en el desarrollo de distintas etapas y momentos, todo esto en función a una unidad de tiempo, que el hombre ha creado para entender la vida y el mundo que le rodea y que ciertamente es relativo.
Para la mayoría de los seres humanos las primeras etapas de nuestras vidas tienen un encanto especial, las cosas, los momentos, las experiencias, las relaciones, los colores, la vida misma tenía cierta simplicidad que la llena de un encanto casi indescriptible. En ese entonces, en nuestra niñez, adolescencia, primera juventud suelen conformar un mosaico de grandes momentos a los que solemos ir cada vez que caemos en ese estado de anhelo constante por revivir en nuestra memoria aquellos episodios que conforman “Los buenos tiempos”.

Es que, a medida que va pasando el tiempo y vamos adquiriendo responsabilidades, retos, compromisos nuestro presente en comparación suele ser duro, difícil, y en algunos casos insostenible y es ahí donde queremos hacer uso contante de ese sentir que debemos  escaparnos, huir de este presente implacable hacer una especie de “Fuga mundis” de la realidad presente.

El problema es que esa fuga es momentánea, irreal y no soluciona nada, se convierte más en un placebo de la realidad. Algo importante que hay que entender es que la vida es como una gran rueda, el presente de hoy es el pasado de mañana y el futuro es una constante construcción del presente. Por lo tanto, el pasado se alimentara de nuevos recuerdos, de nuevas memorias,  precisamente de nuestro presente.

“Todo tiempo pasado fue mejor”, “Los buenos tiempos”,  sin embargo, estas expresiones son las que con cierta frecuencia seguimos usando a pesar de que si nos ponemos a pensar, en ese pasado memorable que constituye en su mayoría esos buenos tiempos, también hubieron momentos difíciles, dudas, incertidumbres, abandonos, momentos de dolor, proyectos que no se realizaron, amores frustrados, lugares que tuvimos que dejar, etc…

Todo ello constituye la experiencia de nuestras vidas, porque en la vida, no todo viene en colores pasteles, también hay días negros, grises y de todas las tonalidades. Por lo tanto, si en ese pasado que tanto anhelamos no todo fue perfecto, ¿de qué nos quejamos ahora? ¿No sería más fácil asumir la propia vida, el presente actual y empezar a construir experiencias edificantes para nosotros mismos? ¿Por qué huimos de las experiencias difíciles? ¿No nos llevamos lecciones valiosas que nos hicieron ser quienes somos hoy? Si ese es el caso, al final todo ha sido bueno, el pasado y el presente actual.

Mi conclusión personal, no se la tuya, es que “Los buenos tiempos” están transcurriendo aquí y ahora justo en este mismo instante en el que tienes el privilegio de estar vivo, tienes la oportunidad de ser y hacer algo con tu vida, de ser simplemente lo mejor que puedas ser.

Disfruta, y vive con intensidad estos, que son sin lugar a dudas  los buenos tiempos, aquí y ahora.





“El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar”.

Harold Pinter.