Los Buenos tiempos
Todo tiempo pasado fue mejor” así,
dice descaradamente el conocido refrán, y es que todos en algún momento de
nuestra existencia nos hemos quedado en una especie de limbo catatónico nostálgico,
y lo digo porque soy el primero en padecer ocasionalmente este estado melancólico,
y es justamente eso lo que me provoca escribir estas cuantas líneas . Hace unos
días reflexionaba sobre eso, ¿Por qué nos sucede esto? ¿Por qué solemos hacer estos viajes al pasado
con una añoranza eterna anhelando volver a esa parte de nuestras vidas que hoy
forma parte de nuestro pasado?
Como es usual no pretendo tener la
respuesta definitiva de nada, a lo que más aspiro es a dar mi opinión y quizás compartir
un poco de la propia experiencia en este tema. Nuestras vidas transcurren en el desarrollo de
distintas etapas y momentos, todo esto en función a una unidad de tiempo, que
el hombre ha creado para entender la vida y el mundo que le rodea y que
ciertamente es relativo.
Para la mayoría de los seres humanos
las primeras etapas de nuestras vidas tienen un encanto especial, las cosas,
los momentos, las experiencias, las relaciones, los colores, la vida misma tenía
cierta simplicidad que la llena de un encanto casi indescriptible. En ese
entonces, en nuestra niñez, adolescencia, primera juventud suelen conformar un
mosaico de grandes momentos a los que solemos ir cada vez que caemos en ese
estado de anhelo constante por revivir en nuestra memoria aquellos episodios
que conforman “Los buenos tiempos”.
Es que, a medida que va pasando el
tiempo y vamos adquiriendo responsabilidades, retos, compromisos nuestro
presente en comparación suele ser duro, difícil, y en algunos casos
insostenible y es ahí donde queremos hacer uso contante de ese sentir que
debemos escaparnos, huir de este
presente implacable hacer una especie de “Fuga mundis” de la realidad presente.
El problema es que esa fuga es momentánea,
irreal y no soluciona nada, se convierte más en un placebo de la realidad. Algo
importante que hay que entender es que la vida es como una gran rueda, el
presente de hoy es el pasado de mañana y
el futuro es una constante construcción del presente. Por lo tanto, el pasado
se alimentara de nuevos recuerdos, de nuevas memorias, precisamente de nuestro presente.
“Todo
tiempo pasado fue mejor”, “Los buenos tiempos”, sin embargo, estas expresiones son las que con
cierta frecuencia seguimos usando a pesar de que si nos ponemos a pensar, en
ese pasado memorable que constituye en su mayoría esos buenos tiempos, también hubieron
momentos difíciles, dudas, incertidumbres, abandonos, momentos de dolor,
proyectos que no se realizaron, amores frustrados, lugares que tuvimos que
dejar, etc…
Todo ello constituye la experiencia de
nuestras vidas, porque en la vida, no todo viene en colores pasteles, también hay
días negros, grises y de todas las tonalidades. Por lo tanto, si en ese pasado
que tanto anhelamos no todo fue perfecto, ¿de qué nos quejamos ahora? ¿No sería
más fácil asumir la propia vida, el presente actual y empezar a construir
experiencias edificantes para nosotros mismos? ¿Por qué huimos de las
experiencias difíciles? ¿No nos llevamos lecciones valiosas que nos hicieron
ser quienes somos hoy? Si ese es el caso, al final todo ha sido bueno, el
pasado y el presente actual.
Mi conclusión personal, no se la tuya,
es que “Los buenos tiempos” están transcurriendo
aquí y ahora justo en este mismo instante en el que tienes el privilegio de
estar vivo, tienes la oportunidad de ser y hacer algo con tu vida, de ser
simplemente lo mejor que puedas ser.
Disfruta, y vive con intensidad estos,
que son sin lugar a dudas los
buenos tiempos, aquí y ahora.
Harold Pinter.
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